Andaba la afición
mosqueada por la hora del partido. Quien más quien menos anda de quehaceres las
mañanas de los sábados. Y el comer a la una es propio de mayores o gente con problemas
de salud. Algunos, entre los que me cuento, por necesidades del guión comemos
entre diario a esa hora.
Me dirán algunos que comieron
entre las dos y las tres, por aquello de la cercanía al estadio. Pero nosotros peñistas
del extrarradio comimos a la una o nos levamos un bocadillo.
Gustos “pa to”. A mi me
gusta las seis para ver el fútbol.
No solo la hora sino la
cara de inquisición de la parienta acompañada de charla y frases como “... pues
vaya horas de ir al fútbol”, “... ¿no estarás con otra?
Y así el que pudo estaba a
las cuatro en su asiento, a la espera de ver un partido en el que los dominicos
inquisitoriales de la prensa democrática y verdadera, decían, y deseaban, que
el Málaga nos mojase la oreja. Más después de una derrota muy merecida en San
Sebastián, donde pocos se acuerda que perdió el Magnifico esta temporada.
Bastó lo de siempre para
dejar al Málaga en su sitio y frenar sus intenciones. Su entrenador culpará, al
empedrado, al árbitro, a la afición del Manzanares y a la señora del pañuelo y
fregona que pasaba por allí para recoger sus lágrimas. En fin.
Nosotros como siempre que
si tal y cual jugador, que si esta u otra manera de jugar me gusta o gustaría más,
que si Cholo, que si italiano que tiene dos ces en el nombre pero que se
pronuncia che.
Un poco perdidos.
Nosotros perdidos pero el equipo
tres puntos más. A cuatro del Magnifico en tercera posición, y a la espera de solucionar
el tema helénico del miércoles.
Así que andan los dominicos
inquisitoriales a lo suyo a la alabanza y al menosprecio según quien y cual.
Vergonzoso el anuncio de
la primera para la champions que vi el sábado por la noche. Una mezcla más de
menosprecio, al menos para mí. A lo mejor es para presentarnos el potencial del
equipo griego con Michel como entrenador y Maikon como súper delantero.
A lo mejor yo también me
estoy convirtiendo en dominico