ATLÉTICO
DE MADRID 2 – OSASUNA 0
En
otros tiempos cuando venían “los verdillos”, nos ganaban o empataban, caso del
partido del centenario. Tal vez porque vestían de blanco.
Ayer
como todo equipo que llega al Calderón, últimamente, salió derrotado. Hay muchos
que no saben cómo y a los treinta minutos llevan dos goles en contra.
Nuestro
equipo hizo ayer un partido malo. Se salvan unos quince minutos de la primera
parte, si hombre, cuando los goles.
No
es que nuestros chicos lo hicieran mal. No es que el Osasuna apretara y jugara
bien.
Osasuna
fue ayer como un toro con los cuartos traseros bajo, renqueante, con el cuerpo
aceptable sin más, y una cabeza tirando a grande con buenos cuernos.
Los
nuestros “ni chicha ni limoná”. Con los laterales adelantados al unísono,
quedaban atrás Godin y Miranda. Dos defensas con la ayuda de Mario Suarez.
Juanfran
e Insua quedaban en tierra de nadie las más de las veces, sin tiempo ni ganas
para recular. Juanfran empezó sin ganas de correr pero se vio obligado por los
acontecimientos. Insua se prodigó algo más en defensa y en ataque tras el descanso.
Demostró buen control, y poco más; lejos de Filipe Luis.
Así,
como Miranda no tenía el día Osasuna creaba más sensación de peligro que otra
cosa, salvo el villaresco tiro al poste. Se empeñaban en pasar por el centro e
intentaban, sobre todo en la segunda parte, eso que se denomina “segunda jugada”,
pero nada. Su gol fue el clásico centro lateral que nos complica la vida y hace
que nosotros se lo compliquemos a otro.
En
el centro Mario perdía y recuperaba, perdía y recuperaba, y así hasta la
lesión. Tiago andaba por allí intentando controlar y mandar; ni una cosa ni
otra. Koke funciono, hasta el minuto treinta, más o menos. Después desapareció
hasta el cambio. Arda andaba por allí, por la derecha, pero nada, fallón en dos
ocasiones en la segunda parte.
Adelante
Diego es Diego. Si va al campo alguien que no conozca nada de fútbol, ni a los
jugadores, preguntaría nada más ver una ojeada quien ese jugador alto, con
pinta de tosco y andares de “meseteño”. Si le contestamos que es brasileño, pensaría
que le estamos vacilando, que ese muchacho es de Guadalajara, la de España. Si,
si todo lo que quieras, me diréis, pero dos golitos a la saca, Pichichi con Messi
y Zarra en solitario, por la doble nacionalidad. A Batistao no le salió nada
pero puso empeño.
Los
cambios no aportaron nada salvo el de Gabi, su pelea habitual y poco más.
Cebolla
y Villa como si nada.
Así
los dos goles de Atlético y el de Osasuana fue lo más destacable.
Con
el discurrir del tiempo, con no “matar el partido” y como no creábamos peligro,
la grada paso de la alegría a la impaciencia, después al miedo y por fin al
alivio. Rondaban fantasmas.
En
otros tiempos…
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