ATLÉTICO
DE MADRID 7 – GETAFE 0
El
autocar corrió ansioso por Madrid para llegar al campo. Los pocos coches
auguraban un estadio semivacío. El frio, que no era tanto, a esas horas no
podía con nosotros.
ansia s. f. : Sufrimiento y
preocupación intensos provocados por un peligro o por una amenaza: siente ansia
cuando se aproximan las fechas de los exámenes. Angustia, congoja.
Cualquiera lo diría. Tan tranquilo cuando vimos el incidente de la mesa.
Penoso. Temimos más por nuestros hijos que por nosotros. Para que luego digan
del instinto de las madres. Y los padres que.
Así con ansia (anhelo) nos dirigimos a refrescarnos pese al frio.
La entrada al campo presento un aspecto mejor del que se preveía. La media
entrada larga de sufridores se presentaba en el campo con el “anhelo” de ver cómo
se las desenvolvió el equipo entre matracas de virus UEFA y el reciente empate
en Villareal.
La cosa no pintaba ni bien ni mal al inicio, sino todo lo contrario. El
Atlético intentaba atacar pero no lo hacía de manera fina. Algunos decían que
era el frio. Tardó en acomodarse el equipo, con pequeño susto incluido en el único
ataque del Getafe, como tal, en toda la primera parte.
La base del visitante era estar ordenaditos atrás y sacudir estopa
cuando menos se lo esperaba el contrario. Lo que se llaman faltas tácticas, que
en este caso Rayaban la falta a secas, sin ton ni son. Lo pagaron.
Mientras el árbitro miraba para otro lado y sus asistentes desquiciaban
al personal. Así como casi siempre la primera tarjeta fue para los nuestros.
Durante veinte minutos maduró la fruta con todos estos ingredientes. Se
intentaba pero no se podía, no salían los pases en los últimos metros.
Y sobre le veintitrés ocurrió lo que ocurre casi siempre: Córner a favor
y chicharro. Raúl García a la red de majestuoso cabezazo.
El segundo
llegó tras una magnifico pase de Arda, que presagiaba lo que ocurriría en el
segundo tiempo: gran jugada y remate ante una defensa pasiva.
La expulsión
de Valera hizo el resto.
No se lo
que les diría Luisito en el descanso, pero los jugadores del Getafe no lo
hicieron. En dos palabras: impresionante. No dieron una a derechas. No defendían,
no cortaban. Deambulaban por el campo como si esperaran que el Atlético se
conformase con dos o tres golitos.
Pero no
llego la gran ansia: Deseo intenso de hacer o conseguir una cosa: los jugadores lucharon con entrega y ansia de triunfo.
Los nuestros no se conformaron con tres sino que no pararon hasta el
final.
Moya,
ese futurible portero, no tuvo la culpa. Es más viendo la que le caía perdia
tiempo.
Arda
con Asia de gol y juego.
Villa
con ansia de reivindicarse.
Adrían
con ansia de salir del pozo
Raúl
García con ansia de alcanzar triplete.
Tiago
con ansia de cortar balones como si tuviera un imán y distribuir.
Oliver
con ganas de agradar y ansia de minutos.
El
meseteño con un golazo espectacular, que en otros mundos sería portada, pero no
en este, con el ansia de siempre
Los
laterales con ansia de subir
Courtois
con ansia de que se acabara el partido
Los
espectadores, los del Getafe no, con ansia de más goles para amortizar el frio
que calaba poco a poco los huesos.
El
ansia lo inundaba todo.
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