MILAN 0 –ATLÉTICO
DE MADRID 1
Una muesca más en la culata, una marca más en el
fuselaje.
No fue fácil. Nos quisieron vender la liebre, los acólitos
que escondían la torpeza de Barcelona y Madrid en este campo. Se escondían en
la baja forma de un equipo, en el asilo de ancianos. En fin una de las características
patrias. Algunos lo creyeron, otros no. Yo tenía fe. Más por los resultados del
equipo y porque pienso que esta es nuestra competición. El Milán es el Milán y
más en Europa
Asustados. Claro. El escenario y la historia lo imponen.
El Milán jugó sus bazas en la primera parte y apareció nuestro último recurso.
El centro del campo no presionaba y no controlaba
ni un nabo que pasara por ahí.
Pudimos sufrir. Levantamos la cabeza.
El segundo tiempo fue un cambio, y también los cambios.
Poco a poco nos adueñamos de partido, como siempre.
Creamos cierto peligro, como siempre. Aprovechamos la más clara que tuvimos,
como casi siempre. Efectividad. Trabajo. Esfuerzo. ¿Hay quién da menos?
Los cambios los hace el entrenador, que para eso le
pagan. Cholismo, choladas. Luisismo, Luisadas. Donde unos técnica y control, el
esfuerzo y pelea. Y si no velocidad. ¿Adrián? ...
La imagen: el compadreo entre el niño bonito del
Milán y Diego Costa. Si ese que estuvo en el Madrid, que fue subido a los
altares y luego defenestrado. El buen hijo, el buen yerno; si ese con apellido
malsonante y oliente. El bueno y el malo compadreando. Vaya vaya.
Y nosotros casi en cuartos de la Champions, vaya vaya
No hay comentarios:
Publicar un comentario