Partido de la Europa Leage. Semifinales.
Creo que como todo socio antes, durante y después de un partido tenemos muchas sensaciones. Aunque sepamos que todo este perdido o ganado, al menos dos sensaciones aparecen en el horizonte.
Ayer fueron varias la que recorrieron mi nuez y mi cuerpo.
La primeros, mientras iba con mi padre en el coche de preocupación por el partido y por el aparcamientos: ¿Cómo saldrán estos? ¿Encontraré sito donde quiero?.
Al llegar al bar, la sensación cambia. Puede que la bebida y los amigos trasformen la preocupación en ilusión. Otras veces se convierte en fanatismo o en pesimismo. Total que se mantiene la preocupación. Ayer no, pasamos de la preocupación a la ilusión.
La entrada al campo me devuelve a la preocupación. Esta vez contenida, mezclada con la esperanza y la inquietud.
Cuando se inicia el partido se olvida todo. Aparecen los nervios. Empiezo a razonar, si es que se puede: colocación de los jugadores, el rival, la alineación, ... La inquietud (hemos cambiado de campo)
Ayer hasta el 17 de la primera parte había también esperanza. El equipo jugaba como nos tiene acostumbrados: presión, intensidad, pelea. pero además jugaba la pelota con criterio. Arda jugaba por la derecha y Diego se agencia por la izquierda, aunque estaba presente por todos los lados, dándose unas carreras tremendas. "Este no aguanta todo el partido y adiós en la segunda parte". Los saques de puerta eran un reguño de los jugadores del Atlético que poseen calidad y potencia en el salto.
Todo bien. Hasta que en el 17 Arda pelea un balón en el área, parece que sale pero no, centro hacia atrás. Golpea en un jugador del Valencia, Víctor Rúiz, y Falcao en escorzo cambia la dirección de la pelota hacia la red.
Se desata la alegría. Esta poco a poco se contiene y da paso al temor ¿Nos hecharemos atrás?. El Valecia empieza a jugar raso la pelota y nosotros atrasamos imperceptiblemente la línea de presión. Controlamos el partido y creamos algún contragolpe. En uno de ellos Diego no llega por milímetros.
los robos son constantes pero no llegamos todo lo claro que se debiera. Muy atrás y poca rapidez. El Valencia nos arrincona y a base de corners crea peligro. Gabi y Mario sólo se dedican a defender y no sacan con su poca claridad la pelota. Mario mantiene el tipo y Gabi cada vez falla más lo pases. Solo su pelea con Jonas salvan su partido.
En estas el arbitro escoces, empieza su recital de anticaserismo, ayudado por el linier "rubio" que no se entera de nada y lo pita todo al revés. Cuando acierta el arbitro no le hace ni caso. La Grada se mosquea.
Mosqueo que llega al culmen al final del periodo. Falta a Gabi que no pita, y pita al revés. De ella sale un corner, todo ello fuera de los 45 minutos y del descuento establecido; y por supuesto gol del Valencia previa falta Courtois y posible fuera de juego de su autor, Jonas.
Si fueran otros equipos, polémica para varias semanas y años.
Así que al descanso con cara de tontos, de impotencia. Sentimientos y sensación de impotencia y preocupación. "De partido encarrilado a estar en el alero. Encima con un gol en contra, en casa que en las eliminatorias se paga".
Bocadillo para pasar las penas y a esperar el segundo tiempo. Temor de que el equipo se venga a bajo como nos tiene acostumbrados.
Salen los jugadores con retraso y el arbitro se deja las tarjetas en la caseta como, demuestra el arbitraje de la segunda parte.
El Atlético presiona, roba y... ¡¡¡JUEGA!!!, que es una delicia.
Segundo tiempo inconmensurable, increíble.
Tres goles como tres soles que trasforman las sensaciones de tranquilidad a euforia.
Golazo de Falcao.
El campo es una fiesta y en la grada la ola.
Cuatro minutos de descuento. "Joder con el escoces".
El Valencia nos embotella en corner y balones cruzados y a final Gol.
De euforia a incredulidad. De incredulidad a temor.
Con el paso del tiempo esperanza y sensación de que estamos en la final.
¿Sufriremos para pasar a la final?
El jueves la solución.
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