Cuesta
escribir después de lo de anoche.
Eran
muchas las ilusiones puestas en un lo que solo es un partido de fútbol.
De
aquí a final de temporada solo queda esperar. Ser testigo de lo que conseguirán
los otros.
Creo
que tenemos el tercer puesto asegurado. Los objetivos cumplidos.
Ya
se escuchan los runrunes sobre el partido del Barcelona.
Lo
de ayer fue un desastre. Mirémoslo como lo miremos. Mal partido, no por el
equipo de enfrente que no rindió para su presupuesto. Si no por nosotros.
Sólo
con el esfuerzo y la carrera no se gana. Tal vez se consigan las metas, pero no
se gana lo que esta afición se merece.
Si,
ya se, venimos de una época negra y ahora estamos entre los primeros. ¿Pero nos
basta con eso? Lo del año pasado fue irrepetible. ¿Irrepetible? Ni mucho menos.
Nos ha faltado la presión asfixiante, durante toda la temporada. Hay jugadores
viejos, que no pueden rendir más de lo que han rendido, tal vez por eso... Una
expulsión tonta, como la de ayer. Justa pero tonta. Un fallo de Giménez en la
marca, unos minutos finales fatídicos.
Simeone
se equivoco. No es la primera vez, en la final también. Los defensores del único
dí os me morderán la yugular. No podemos plantear un partido a no ganar, a ver
que pasa, pues pasa lo que pasa. ¿Nos acordamos el 4-0? ¿De los cuartos la de
Champions el año pasado en Barcelona?, ¿de la semifinal en Londres? Comparen
ustedes y verán la diferencia, de resultados y juego. Yo quiero a se Atlético
Ahora
a esperar al Elche. Un calco de los últimos partidos ligeros, tal vez me
equivoque y salgamos a machacar, para olvidar las penas, ya no tenemos el
lastre de Champions y es el Día del niño.
Como
final la alegría del día. Trabajo en una biblioteca, hoy en la sala infantil. Han
venido dos con su traje del Atlético. DOS COJONES, un niño y una niña.
Como
dice mi amigo Faroni “todavía hay futuro”, apostillo yo, “todavía hay esperanza”